viernes, 12 de noviembre de 2010

Max Weber: La ética protestante y el espíritu del capitalismo (introducción, capítulos I y II)


El autor inicia el texto planteándose una pregunta referente a la historia universal pero específicamente haciendo referencia a Occidente: ¿cuáles son las razones que han llevado a que sólo en occidente se den ciertos fenómenos socioculturales?

En ese sentido el autor desarrolla una serie de ideas relacionadas con la producción e invención de ciertos fenómenos y objetos que solamente se han logrado desarrollar “racionalmente” en Europa aunque su origen haya sido en otras partes del mundo. A nuestro parecer el autor demuestra su etnocentrismo al manifestar que a pesar del origen diverso de mecánica, de la física, del arte en general, entre otras cosas, es sólo racional su desarrollo en Europa, de igual manera se puede identificar en esta frase:
El Occidente es, también, el único que ha conocido el “Estado” como organización política, en base a una “constitución” establecida…Todo esto, fuera de Occidente, se ha conocido de modo rudimentario, carente siempre en este fundamental acoplamiento de los decisivos elementos que le son peculiares.” (Weber, 1979:6)

Luego pasa a discutir los elementos que conforman al  capitalismo, expresando que no es la tendencia a la acumulación lo que define este sistema económico sino más bien una serie de principios y orientaciones mentales que son, además, las que lo diferencian de una acción económica en sí misma, tomando como base el ejemplo de los mercaderes y comerciantes que han existido desde épocas remotas y que han llevado a cabo intercambios económicos.

El argumento que defiende el autor, es que sólo en Occidente ha existido un capitalismo propiamente racional ya que el trabajo es una actividad “básicamente libre”. Lo cual se logró con la separación de la económica domestica y la industrial. Abonando a esto, Weber considera que el éxito del capitalismo en Europa está fundado en los adelantos de las ciencias naturales, precisas, matemáticas y experimentales. A medida que el autor va desarrollando sus ideas, sigue reafirmando que “el racionalismo especifico y particular de Occidente” (Weber, 1979:12) es evidente en cada uno de los casos que ha presentado, que desde nuestro punto de vista no tiene mayor validez científica.

Después de discurrir en estas ideas Weber expone el objetivo de su libro que consiste en una aproximación de cómo se relacionan los ideales religiosos, es decir el desarrollo del protestantismo, con un pensamiento económico. Al autor lo que le interesa es, básicamente, demostrar las particularidades de esta relación económico-religiosa ocurrida en Occidente.

El primer capítulo de este libro inicia con la interesante observación de la relación existente entre el progreso de las empresas capitalistas donde se desenvuelven trabajadores alemanes, en una esfera superior, que en su mayoría son protestantes. El autor presenta una serie de elementos que confirman su hipótesis, expresando primeramente que “la ruptura con el tradicionalismo económico da la impresión de ser el excepcional momento propicio para que en el espíritu surja la duda ante la tradición religiosa y decida enfrentarse a las autoridades impuestas por la tradición” (Weber 1979: 17). En ese sentido hace un breve recorrido histórico, para fundamentar su argumentación,  sobre la situación político-religiosa en Alemania y toma como punto importante la Reforma dentro de la Iglesia en el siglo XVI.

A partir de esta idea el Weber desarrolla un análisis sobre las maneras de pensar y de actuar tanto de protestantes como católicos haciendo un ejercicio comparativo, también con otras pequeñas “sectas” o grupos religiosos alrededor de Europa. Finaliza este apartado concluyendo que para entender toda esta problemática hay que dejar de lado las suposiciones y las especulaciones para lograr el objetivo presentado anteriormente.

En el segundo capítulo del libro, el autor trata de desentrañar lo que significa “El Espíritu del Capitalismo”, argumentando primeramente que es un concepto que no se puede delimitar porque es un fenómeno que se ha configurado a partir de ciertos elementos de la realidad concreta, aunque es necesario tomar un punto de partida, en este caso un hecho histórico, para analizar las características de este concepto.

Toma como base un documento de Benjamín Franklin donde se exponen normas y valores de la sociedad estadounidense: “se trasluce el espíritu capitalista; sin embargo, no podemos afirmar que dicho texto abarque todo lo que debe ser considerado como tal espíritu” (Weber, 1979: 25)

En ese sentido el autor retoma el concepto de “ethos” para decir que el eso es lo que define al espíritu del capitalismo moderno, que consiste, pues, en una forma de vida, en  el que se develan normas y valores de un grupo especifico. Abonando a esto, luego de un largo análisis sobre los elementos políticos y económicos que condicionan las formas de vida sociales y basándose en las ideas de Sombart, el autor plantea que es por el componente del racionalismo que se ha desarrollado el capitalismo y es en el protestantismo donde se expresan estos principios básicos y racionales de este sistema económico a causa de una particularidad histórica.


Bibliografía

Weber, Max

1979              La Ética Protestante y El Espíritu del Capitalismo. Premia Editora, México.

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